domingo, 25 de febrero de 2007

Una vieja amiga.


"El viejo de las mil botellas". Así le decían a Alberto. El tiempo le dio canas a su cabello y arrugas a su frente. El licor trajo muchos problemas su vida. Ya no tenia hogar…El licor lo alejo de el, y lo acerco a ella. Ya no tenía familia gracias a la bebida, y ahora solo le quedaba ella. Ya no tenia trabajo. Nadie quería a un alcohólico, solo ella lo quería. Su única fuente de ingreso, era recoger monedas de la vieja fuente de la plaza, su amiga siempre lo acompañaba en todo momento. Todos sus hurtos de deseos, los gastaba en su fuente de vida, la bebida; Era lo único que lo mantenía despierto, ya que no podía dormir, porque su amiga no se lo permitía. El tiempo volvió por el. Pero esta vez, ya no pondría canas en su cabello y tampoco arrugas en su frente.



Se dice que lo más triste de todo, es que su mejor y única amiga, fue la que lloro su partida de este mundo, la única que sintió el dolor de su muerte en su funeral. Ella no lo iba a abandonar, por el contrario, allí se quedaría; no lo dejaría, y menos en la muerte. Nadie supo el nombre de su curiosa y misteriosa amiga. Pero a mi me gustaba llamarla soledad.

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