jueves, 30 de junio de 2011

Eres genial.

Y yo te maté.

Sientes que no tienes vida, pero es sólo por ahora. Sientes que yo te la arrebaté. Te sientes confundido en un lugar que no es ni el cielo, y mucho menos la tierra.

En la forma más simbólica posible, yo te maté.

Y no sabes cuanto me arrepiento.

Guardo una parte de ti, un recuerdo en especial, como un tesoro. No como el premio de mi crimen, porque de nada de eso estoy orgulloso. Te sigo guardando aquel recuerdo especial de lo genial que eres.

Ahora seguimos nuestros caminos, porque alguien más ha deseado por nosotros una vida larga y feliz.

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