miércoles, 10 de diciembre de 2008

La noche especial de un poeta mediocre.


Sentado bajo una ventana, como nunca lo había hecho. Con un cigarrillo en su mano que hace verlo totalmente diferente a lo que aparenta. Con un mensaje en sus dedos que escupe quien realmente es. Con una canción que esta harto de escuchar, y con un sabor que es difícil de ocultar. Tiene que pasar la noche de ese modo. Después de todo, es especial.

Parece un asesino destruyendo la evidencia de un crimen que siempre quiso cometer. Cenizas. Un perfume de una marca que no conoce, de un olor que le recuerda al abrazo de alguien a quien no logra recordar. A estas horas de la noche ya es normal sentirse solo. No es que no pueda escapar… ya es tarde para hacerlo.

Tan difícil fue cubrir esos recuerdos atrapados en las paredes. El blanco de un nuevo comienzo lo hace sentir solo y vacio; aunque también le hace pensar estar estancado en medio de la nada. Con mucho que recorrer y simplemente no quiere moverse de allí. No tiene razones para hacerlo. No tiene sueños. Sólo piensa en robarlos, pero sabe que no tiene fuerzas para hacerlo. Hace un año fue lo mismo.

Se acaba de percatar que robar trozos de su propia existencia plasmada en otras personas es una tontería. Es como robarse a si mismo.

La gramática no le parecía tan importante, hasta este momento. Pedazos de él vuelan por doquier. Es ese blanco…es ese color.

Prometió no volver a pronunciar la palabra “Siempre”, no le encuentra sentido.

Ahora se está pregunta por qué el blanco es más brillante a pesar de que al final es solamente algo sin color. En cambio, el negro es algo tan desabrido y en realidad son millones de colores acumulados.
Ya está cansado de tanta ironía… como todos.

Sólo es una habitación. Eso es lo que necesita saber. Romper la brecha, o despertar de él mismo. No hay más opciones.

Prometió no volver a pronunciar la palabra “Nunca”, tampoco le encuentra sentido.

Cada palabra de ese, y otros finales, lo citan a llorar. Desea ansiosamente tener a alguien a quien contarle todo; mientras suena una melancólica canción de fondo. Eso también lo esta robando de algún sueño. Esa es la razón del porqué llora en cada final.

No puede creer como estúpidamente se ha adentrado tanto en una tonta historia que no tiene nada que ver con la vida real.

Cada año sucumbe ante los acordes de la misma canción, pero con la diferencia que es desentrañada por diferentes rostros. Pero siempre mantendrá el mismo recuerdo en cada nota.

La ventana no es una salida. Tampoco le trae soluciones. Únicamente es un basurero para la evidencia. Solamente es un agujero en donde no existe el blanco; ni siquiera un azul.

Ya se culmina una canción, así tal cual la imita su inspiración. Trozos de él arden por doquier.

No es el mejor final para una noche especial, pero jamás será suficiente.

3 comentarios:

Oliver.Espectro dijo...

Que despecho tan fuerte.

Que exquisita narración ^^

Estoy pendiente de leer mas de tus creaciones... pues se ven ricas a nivel artístico... gracias por invitarme a pasar por acá :D

Anónimo dijo...

Exelente!! buen escrito me gusto!! lo que logra una inspiracion...jeje


Vale.

Oliver.Espectro dijo...

La he vuelto a leer y he percibido mas cosas... me alegra haberlo hecho...

Porque de a momentos sentí, lo mismo que este personaje...

Todo se vuelve muy incípido entre tantos intentos y tantos viajes radicales entre los extremos del negro y el blanco y el siempre con el nunca.

A la final pareciera que ambos llevan inversamente a lo mismo.

Una vez mas... me encantó...