Nunca fui el mejor para descubrir planes ajenos, aparte de que tú eres un espía ameno. Tampoco fui el mejor para rimar, o para los poemas. Lo mío sin duda son las historias sobre nidos de estrellas. Que si lunas y cometas, corazones y rabietas.
El Viernes de canción se hizo realidad. Llegó el momento de lidiar con la marea Tus miedos y mis dilemas. Mezclaste un brebaje mágico, tal cual reina envidiosa. Bebimos hasta las olas Con un poco de arena, truenos y memorias.
Y llegó la lluvia y nos mojamos. Cuerdas de guitarra hechas de sal Y nuestras voces al suelo. Bebimos el cielo, escapamos de los sapos Y saltamos los riachuelos.
El mundo dio vueltas a causa del brebaje Y mi cabeza aterrizó en tus bases. Sin darme cuenta te robaste más de un suspiro, Directamente del lugar de donde los creaste.
Una mezcla de sal, lluvia, saliva, Tu playa favorita y la música de aquí. Con todo eso tu esclavo me volví. Te llevé agua, te canté y te comí. En Drácula te convertiste y mi cuello te cedí.
Ya era parte de tu clan sin mi consentimiento. Ahora escapo de la luz de tu sol, mi maestro. Quedé tentando a probar más de tu cuello.
Dejaste mucha sal en mi cama En mi saliva y en mis heridas. Recreaste todo un mapa en mi cuello Para tu próxima venida Y es por eso que ahora salgo con el cuello alto.
¿Esperaré o me esperas? Seguro quieres que te regale mis venas. Ven por ellas si es así. Aquí tu esclavo te espera con una sed sin fin.